martes, 29 de septiembre de 2009

20 de junio: En algún lugar de las mazmorras...

Uno y Tres llegaron tranquilos y descansados. La noche anterior se habían retirado pronto. “Mis viejos huesos empiezan a estar demasiado cansados”, pensaban. Dos y Cinco, en cambio, no presentaban buena cara. Trasnochar no les había sentado bien.
-Esas ratas podrían hacer menos ruido al correr-comentó Dos.
-O largarse-siguió Cinco-. Me están revolviendo el estómago. Ay..., mi estómago...
Seis, por su parte, tenía buen aspecto. Demasiadas ojeras, tal vez, pero no parecía cansado. Más bien lleno de energía. -¡Buenas tarde cantineros!-saludó dando una palmada en la espalda a Dos y a Cinco, que inmediatamente se llevaron las manos a sus doloridas cabezas-Buena noche la de ayer, ¿verdad?
-Dichosa lady Salvean-murmuró Dos.
-Estará pavoneándose así todo el día-le susurró Cinco.
Que Seis y lady Salvean eran amantes, era un secreto más que a voces. El problema no era que yaciesen juntos. Ni que el pobre lord Ashreln, aún a pesar de estar perfectamente enterado de dicha relación, se fingiera ignorante cada vez que aparecía en la corte junto a su casquivana esposa (“Pobre hombre mojigato”, solía llamarle Seis). El problema era que, después de pasar la noche con lady Salvean, a Seis no lo aguantaba ni su propia madre.
Cuatro llegó lo suficientemente descansado. Aún a pesar de ser de los más jóvenes, solía retirarse pronto de las fiestas. No le gustaban demasiado. Demasiada gente.
Siete, por su parte, los esperaba a todos con una radiante sonrisa...y valiosa información.
-Confirmado. Es la Dama-anunció-. Y Calen está enamorado de ella.
-Lo de que la chica es la Dama ya quedó lo bastante confirmado anoche-comentó Dos-. ¿No la oísteis cantar acaso?
Todos asintieron con la cabeza. Sí, claro que oyeron. Y fue algo indescriptiblemente extasiarte. Embelesante. Ninguna otra chica que se proclamara a sí misma como la Dama había conseguido lo que esa extranjera cantando. Que realmente oyeran hasta el último acorde de su canción, y eso que lo hizo a capella. Que realmente les hechizara con su voz. Como una sirena. Como decía la profecía.
-¿Y qué me decía de cuando narró la historia de la tal Sireas?-preguntó Tres-¿Acaso no podíais verla en vuestras cabezas, como si fuera una obra de teatro o mejor aún, como si fuera real?
De nuevo asintieron. Claro que lo habían visto. Para todos ellos, fue la primera vez que vieron el mar. Y lo conocieron de la mano de aquella extraña joven. La historia resultó inspiradora. Muchas mujeres en estado de buena esperanza, habían manifestado ya su deseo de llamar a la futura criatura Sireas si era una niña, y Polidectes si era varón. Muchas parejas de amantes consideraban ahora su amor mucho más puro, y se arriesgaban más a ser descubiertos. Como Seis y lady Salvean. El venerable Masser había empezado a escribir la historia en el conjunto de leyendas del reino para que formara parte de ellas. Para que no se perdiera. Era increíble lo que una simple historia era capaz de influís en los hombres.
-Pero eso de que le chico está enamorado...¿cómo lo sabes Siete?-preguntó Uno.
-Le espié. Y le oí.
-Bueno, peor de que podría estar enamorado de ella ya hablamos ayer-comentó Seis-. Esto no es ninguna novedad.
-Una cosa es especular, y otra muy distinta haberse cerciorado-sentenció Cuatro.
-Ya sé que no es ninguna novedad-convino Siete-, pero el hecho de que la chica quiera volver a su casa y el chico no...sí que son buenas noticias.
-No lo entiendo-comentó Dos.
-Ni yo-secundó Siete.
-Pues es muy simple. La mejor forma de destruir a una persona, es apartarle de lo que más ama-explicó Cuatro-. El mayor deseo de Deyanira es marcharse de aquí, y probablemente Calen la haya convencido de que está de acuerdo para que se quede con él. Le revelamos a Deyanira que todo es mentira, y que Calen en realidad lo único que pretende es retenerla a su lado. Ella se enfurece, ellos discuten, ella se marcha, él se queda destrozado...y se vuelve más voluble y su mente más manejable.
-¿Quieres incitarle al suicidio?-pregunta Seis.
-Resulta más limpio que matar a alguien-responde Cuatro.
-Y más práctico. Se investiga menos un suicidio que un homicidio-conviene Siete.
Uno y Tres guardan silencio, pensando.
-Los rumores sobre su relación nocturna de anoche...han resultado ser falsos. Está bien que él la ame...pero antes de actuar necesitamos que ella le corresponda. ¿Cómo podemos saber eso?-preguntó Uno.
-Sólo por el mismo Calen. O por la chica. Aunque se quieran, Perin les habrá advertido sobre su relación. No harán anda en público-responde Tres.
Seis pasó los brazos por los hombros de Dos y Cinco, y echó una mirada cómplice a Cuatro y Siete.
-De averiguar eso nos encargamos nosotros-afirmó.
-¿Vosotros?-preguntaron incrédulos Uno y Tres.
-Somos sus “amigos”-contesta Cuatro-. Se lo sonsacaremos.
-Está bien-autorizó Tres-. Averiguadlo vosotros.
-En tal caso hay un ligero cambio de planes. No mataremos al chico. Simplemente lo incitaremos al suicidio-resumió Uno.
-Una vez que la chica rompa la maldición-añade Tres.
-Cierto. Entonces le contamos a Deyanira que Calen en realidad sólo quiere retenerla, ellos dos discuten, ella se marcha, él se queda destrozado, y nosotros actuamos-concluye Uno.
-¿Y si resulta que la final no son pareja?-pregunta Dos.
Por toda respuesta, recibe una colleja de Seis.
-¿Pero tú te fijaste en ellos anoche? Si no pararon de echarse miraditas...
-Pero, ¿y si han decidido no ir más allá?-pregunta Cinco.
Seis le da una colleja.
-Pues hacemos de casamenteras, evidentemente. Todo sea por el amor verdadero-proclamó Seis adoptando una pose afectada.
-Y por matar a Calen-le recordó Cuatro.
-Y por matar a Calen-repitió Seis-. ¿Y qué hacemos con la chica? ¿A ella también hay que matarla por últimas?
-Si se va a ir por voluntad propia, no será necesario-respondió Tres.
-El resultado final será el mismo-convino Uno-. Translot en nuestro poder, y sin nadie que nos detenga.
-¿Y si decide no marcharse?-preguntó Dos cubriéndose inmediatamente las manos con la cabeza por si Seis volvía a arrearle otra colleja.
-Pues nos tendremos que deshacer de ella-contestó Uno.
-No nos conviene tener una Dama todopoderosa y probablemente furiosa ante la muerte de su amante deambulando por el reino con recursos suficientes como para descubrirnos-añadió Tres.
-¿Nos ceñiremos entonces la plan original?-dudó Cuatro.
-No ceñiremos al plan original-respondieron al unísono Uno y Tres.
Y se dio por finalizada la reunión.

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